El olor a lluvia es algo que le gusta a la mayoría de las personas. Y, en un momento, en el que el mundo está marcado por la sequía, sentir ese aroma es un alivio para muchos. Los pronósticos de sequía para casi todo el planeta son lamentables y desde el Programa Para el Medio Ambiente de la ONU llaman a la población mundial a cuidar cada gota de agua.
Así, ese aroma a lluvia puede transportar a muchas personas a diferentes épocas de su vida y también a diferentes lugares: caminar por la playa mientras llueve o tomar una bebida caliente con los abuelos mientras se mira la lluvia por la ventana.
¿Por qué un aroma nos puede transportar a otras épocas? Porque el sistema olfativo está conectado con el sistema límbico y la amígdala, áreas del cerebro que se asocian con el desarrollo y el control de los estados emocionales. Esto permite que cualquier aroma active rápidamente las estructuras del cerebro, incluso las más antiguas llevándonos a momentos de nuestra primera niñez.
De acuerdo con estudios científicos, el olor a lluvia es uno de los que más persisten en la memoria de una persona. Cuando llueve sobre suelos secos, ese olor que queda, se llama petricor, un término que se acuñó en la década del 60 y que se utiliza desde entonces. Según la Real Academia Española: "En nuestro idioma no había una voz específica con tradición de uso, así se documenta el uso de petricor, que es una adaptación del inglés petrichor".
Los especialistas en Ciencias de la Atmósfera aseguran que “el olor de la lluvia es un perfume que queda en el aire después de la lluvia, una combinación de tres aromas diferentes que se mezclan: el ozono, la geosmina y el petricor”.
Es un aroma único y hay lugares específicos y, también, algunas personas que pueden percibirlo antes de que empiece a llover. Pero, de acuerdo con los expertos, “por norma general no puede percibirse hasta que la lluvia toca el suelo y el petricor comienza a desprenderse”.