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Día de Muertos: Conoce al Xoloitzcuintle, el perro que acompaña a las almas en el Mictlán

Una milenaria creencia acompaña a los "Xolos" en esta fecha tan especial y emblemática para la cultura mexicana.

El Xoloitzcuintle es una figura sumamente importante en el Día de Muertos.
El Xoloitzcuintle es una figura sumamente importante en el Día de Muertos.Créditos: Fundación Centro Histórico México
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El Día de Muertos, una de las festividades más emblemáticas de México, es una celebración que rinde homenaje a los difuntos y honra su memoria de una manera única y significativa.

Uno de los elementos más fascinantes de esta festividad es el papel que desempeña el Xoloitzcuintle, un perro que acompaña a las almas en su travesía por el Mictlán, el mundo de los muertos.

El Xoloitzcuintle, también conocido como "Xolo", es una raza de perros autóctona de México que tiene una historia que se remonta a más de 7,000 años en la región.

Durante este tiempo, los Xolos se han convertido en parte integral de la cultura mexicana y desempeñan un papel especial en el Día de Muertos.

¿Qué papel cumple el Xoloitzcuintle según los mexicas?

Según las creencias de los antiguos pueblos prehispánicos, especialmente los mexicas, cuando una persona fallecía, su alma debía emprender un largo viaje a través del inframundo para llegar al Mictlán.

En este camino, las almas eran acompañadas por el Xoloitzcuintle, un fiel amigo que ayudaba a cruzar el río de la muerte, conocido como Apanohuacalhuia.

La función del Xoloitzcuintle en este viaje era crucial. Se le atribuía la responsabilidad de determinar si el difunto era digno de su ayuda. Los Xolos se negaban a asistir a aquellos que, en vida, habían maltratado a los animales, en particular a los perros.

Por lo tanto, la relación de una persona con los animales y, en especial, con los perros, tenía un impacto directo en su travesía en el Mictlán.

Si el difunto había sido generoso y bondadoso con los perros, el Xoloitzcuintle tomaba su alma y la transportaba con seguridad al otro lado del río.

Esta creencia refleja la importancia de la conexión entre los seres humanos y los animales en la cultura mexicana prehispánica, así como la consideración de la lealtad y la bondad como virtudes fundamentales.

La leyenda del Xoloitzcuintle también establece que el color del perro era significativo. Un Xolo negro ya había cruzado muchas almas al otro lado y, por lo tanto, no podía ayudar a más.

Un Xolo blanco o muy joven no tenía la madurez necesaria para llevar a cabo esta importante tarea. Solo aquellos de color gris jaspeado estaban calificados para guiar a las almas en su viaje.

El Xoloitzcuintle es un símbolo de lealtad, inteligencia y amor en la cultura mexicana. Además de su papel en el Día de Muertos, esta raza única también se valora por su falta de pelaje, que se debe a una mutación genética.

Los Xoloitzcuintle son conocidos por su naturaleza amigable, cariñosa y social, lo que convierte a estos perros en compañeros ideales tanto en la vida como en la muerte.