La llegada de los primeros europeos a las costas de México marcó un punto de inflexión en la historia del continente americano. Durante las exploraciones, se encontraron con diversas civilizaciones nativas que habitaron estas tierras durante siglos.
Entre los hallazgos, se encontraban pequeños templos, monumentos y necrópolis, que eran testigos de una cultura rica y avanzada. Sin embargo, la vasta y densa selva de Yucatán guardaba un secreto mucho más impresionante que los europeos tardaron en descubrir.
¿Cómo se descubrió la pirámide de Chichén Itzá?
En 1873, un explorador se adentró en la espesura de la selva de Yucatán y se encontró con lo que inicialmente pareció ser una simple "casita de piedra". Esta estructura, oculta bajo una densa capa de maleza, no revelaba a primera vista su verdadera magnitud e importancia.
Sin embargo, al comenzar las excavaciones y estudios, se hizo evidente que lo que habían descubierto era mucho más que una pequeña construcción. Se trataba de la pirámide de Chichén Itzá, uno de los tesoros más importantes de la civilización maya.
La pirámide, también conocida como El Castillo, es una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno. Con el tiempo, se reveló que esta estructura era un templo dedicado al dios Kukulkán, la serpiente emplumada. Este descubrimiento fue monumental y cambió la percepción que se tenía de las civilizaciones precolombinas en América.
¿Qué secretos ocultaba la "casita de piedra"?
La foto de la estructura, tomada antes de finalizar el siglo XIX, muestra la pirámide en condiciones de abandono. La razón de su estado se debe a varios factores, incluyendo el colapso de la civilización maya y la invasión de la selva sobre sus edificaciones.
Durante siglos, la naturaleza reclamó su espacio, ocultando estas maravillas arquitectónicas bajo una capa de vegetación densa y resistente. Este proceso natural de ocultamiento permitió que muchas estructuras mayas permanecieran relativamente intactas hasta su redescubrimiento.
Al limpiar y excavar la pirámide, los arqueólogos encontraron una serie de tesoros y artefactos que brindaron una visión más clara sobre la vida y las creencias de los mayas. Desde inscripciones y esculturas hasta utensilios y ofrendas, cada hallazgo aportó información valiosa sobre esta avanzada civilización. Estos descubrimientos ayudaron a entender mejor su religión, su sistema político y social, y sus avances en áreas como la astronomía y las matemáticas.
Hoy en día, Chichén Itzá es uno de los destinos turísticos más populares de México, atrayendo a millones de visitantes cada año. La pirámide de Kukulkán sigue siendo un símbolo de la rica herencia cultural de los mayas y un testimonio de sus impresionantes logros arquitectónicos y científicos. Además, este sitio sigue siendo un lugar de estudio e investigación.