El Día Internacional del Beso es una efemérides que se conmemora cada 13 de abril para rendir homenaje a una pareja de Tailandia. En el año 2013, un dúo del mencionado país protagonizó el primer beso más largo registrado en la historia de una competición.
En el año 2011, la misma pareja había obtenido un récord de 46 horas dándose un beso de forma consecutiva. Sin embargo, un bienio después tomaron la decisión de intentar romper su propia marca y alcanzaron la increíble marca de 58 horas, 35 minutos y 58 segundos.
Hoy en día, el acto de darse un beso está asociado con el cariño, el bienestar emocional y también con el placer físico. Sin embargo, hay una serie de beneficios para la salud y calidad de vida que han sido confirmados por la ciencia desde hace un buen tiempo.
Día Internacional del Beso: sus orígenes
Durante la historia de la humanidad, el beso ha sido considerado símbolo del amor. En la cultura grecolatina, los inicios radican en las campañas militares índicas de Alejandro en el año 326 A.C. El acto de besar fue una combinación cultural entre Grecia e India.
Sin embargo, los primeros besos fueron plasmados mucho tiempo antes. En el año 2.500 A.C se registraron los primeros besos como símbolo del amor en las paredes de los templos de Khajuraho. Luego, la expansión cultural comenzó a considerarlos como práctica sexual. El origen de ese sentido surgió en la cultura de India y llegó a Europa por las invasiones de Alejandro Magno.
Por otra parte, también hay un origen desde una postura antropológica. El beso fue creado por el impulso de succión de la infancia y la lactancia. En la antigua Persia era común que los hombres se besaran, mientras que para los Celtas el acto de besarse era medicinal. En conclusión, fue distinto en cada cultura y época, aunque hoy en día funciona para demostrar amor y cariño entre los seres humanos.