Las canas son el símbolo del envejecimiento, el detalle que confirma el paso del tiempo en nuestro cabello. Hay personas que buscan y utilizan distintos tintes para recuperar el color original, algunos tienen amoníaco y otros no, pero ¿cuál es la diferencia?
Por si no lo sabes, el amoníaco, cuando se encuentra a temperatura ambiente, es un gas incoloro súper penetrante y nauseabundo. Por lo general, se produce de forma natural como resultado de la descomposición de la materia orgánica.
Este gas es utilizado desde la Edad Media. En esa época, los tintoreros lo utilizaban en forma de orina fermentada para modificar el color de los tintes vegetales. En ese sentido, en la actualidad se encarga de abrir la cutícula capilar y penetrar en el pigmento.
Por esa razón, los tintes industriales tienen un olor tan fuerte. El amoníaco permite que las propiedades químicas colorante penetren mejor en las cutículas capilares, pero, al mismo tiempo hacen que el cabello pierda proteínas la humedad natural.
Características de un tinte con amoníaco y otro sin amoníaco
Tinte con amoniaco
- Abre la cutícula capilar para que el colorante del tinte penetre mejor.
- Daña la fibra capilar.
- Suele ser agresivo para el cabello y el cuero cabelludo en general.
- Reseca la cabellera.
- Tiene un fuerte olor.
Tinte sin amoniaco
- No abre la cutícula del cabello, por lo que hay que repetir varias veces el proceso del tinte.
- No es agresivo para el pelo ni para el cuero cabelludo.
- Su olor no es fuerte.
- Casi no daña la fibra capilar.
- Le agrega brillo y suavidad a cualquier cabellera.
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