El cuidado del cabello no dependerá solamente de usar productos específicos, como el aceite sugerido por la UNAM, sino también por pequeños buenos hábitos, como la temperatura correspondiente en cada lavado.
¿Cuál es la temperatura ideal para lavar el cabello?
Comenzar el lavado de tu cabello con agua tibia, que no supere los 36 ºC, es fundamental para un cuidado capilar adecuado. El agua tibia ayuda a abrir las cutículas del cabello, lo que permite que el champú y los tratamientos acondicionadores penetren mejor.
Esto resulta en una limpieza más profunda y eficaz, eliminando la suciedad, el exceso de grasa y los residuos de productos de peinado de manera eficiente.
El agua tibia también facilita la distribución del sebo natural del cuero cabelludo a lo largo del cabello, lo que puede mejorar la hidratación y reducir la sequedad. Además, ayuda a relajar los folículos capilares, promoviendo una mejor circulación sanguínea en el cuero cabelludo, lo que puede estimular el crecimiento saludable del cabello.
Finalizar el lavado del cabello con agua fría es un truco de belleza simple pero poderoso. El agua fría tiene la capacidad de cerrar y sellar las cutículas del cabello, lo que es crucial para retener la humedad y los nutrientes de los productos acondicionadores y tratamientos. Al sellar las cutículas, el cabello se vuelve más suave y menos propenso al frizz, dando una apariencia más lisa y brillante.
El agua fría también ayuda a mejorar la circulación sanguínea en el cuero cabelludo, lo que puede contribuir a un crecimiento capilar más saludable. Además, puede ayudar a calmar cualquier irritación o inflamación en el cuero cabelludo, proporcionando una sensación refrescante y revitalizante.
Uno de los errores más comunes que muchas personas cometen es utilizar agua demasiado caliente para lavar el cabello. Aunque puede ser tentador tomar una ducha caliente, especialmente en los días fríos, el agua caliente puede ser perjudicial para tu cabello.
El calor excesivo puede abrir demasiado las cutículas del cabello, causando que pierda su humedad natural y volviéndolo más susceptible al daño y la rotura.
Además, el agua caliente puede despojar al cuero cabelludo de sus aceites naturales, provocando sequedad e irritación. Esto puede llevar a problemas como la caspa y el cuero cabelludo escamoso.