En el Feng Shui las plantas juegan un rol muy importante, como el Potus y las Peonias que sirven para mejorar la energía de tu hogar. Aunque hay muchas más que también son importantes y debes saber dónde y como colocarlas, este es el caso de la flor de Loto que atrae riqueza y prosperidad.
¿Dónde colocar la flor de Loto para atraer riqueza y prosperidad?
La flor de Loto es una de las favoritas del Feng Shui. Se cree que es una planta sagrada que representa la pureza y la iluminación. La ubicación exacta depende de la orientación de la casa o zona de trabajo.
Por ejemplo, si la entrada principal se encuentra en el lado sur de la casa, se recomienda colocar este tipo de plantas en la esquina sureste del espacio correspondiente al área de la riqueza y la prosperidad. Además, tener más de una proporciona ayuda extra a la hora de encontrar la concentración y meditación.
¿Cómo cuidar una flor de Loto?
La flor de Loto debe estar en un estanque o lugar con agua que no tenga agujeros, debido al crecimiento de sus raíces. Necesita una zona soleada, temperaturas templadas y protección en invierno.
Esta planta florece una vez al año, a finales de la primavera, y sus flores permanecen hasta el final del verano. Los expertos de Ecología Verde explican que una de esta especie cultivada a partir de semillas se desarrolla en unos meses, pero no suele dar flores hasta el segundo año. Si se cultiva a partir de un rizoma, sí podrá florecer en su primer año.
Las semillas de la flor de Loto son famosas por su longevidad, ya que pueden germinar después de varios siglos. Además, ña raíz es comestible y destaca por su poder antioxidante. Protege el sistema inmunológico, lucha contra los radicales libres y es muy saciante. Además, es un producto rico en fibra, carbohidratos y vitaminas del grupo B.
"El aroma de la flor de loto se distingue por ser acuoso, radiante y frutal, con toques orientales. Su pirámide olfativa contiene de salida bergamota, yuzu y notas de agua", indica Laboratorio SYS.
Para cultivar estas plantas debes colocar las semillas en un vaso de agua tibia sin cloro, que tendrás que cambiar todos los días hasta que tus semillas germinen. Después del primer día en agua, tus semillas deberán haber crecido casi el doble de su tamaño original. Y acuérdate también de cambiar el agua, incluso después de que tus semillas hayan germinado.