La educación de nuestros hijos debe basarse en el respeto mutuo y debemos tener precaución a la hora de dirigirte a ellos, es decir, es necesario medir las palabras que vamos a utilizar con nuestros hijos, ya que en un ataque de mal humor o cuando los regañes, puedas decirles palabras que los lastimen a tal punto que lo único que lograrás es que se alejen de ti. Y si bien puede que tu tengas razón, recuerda que las palabras suelen lastimar más que las acciones.
La palabra como motivación
Las palabras tienen poder, es un dicho muy utilizado y está comprobado que es cierto, si lo miras desde el punto de vista de que muchas veces, las palabras que usamos con nuestros hijos, son una forma en la que podemos motivarlos o, en caso contrario herirlos drásticamente, si es que no usamos las palabras adecuadas.
Cabe mencionar que desde pequeños nuestros hijos van construyendo su autoestima, una parte muy frágil de su personalidad, y una palabra que les duela, ya se abre una herida emocional que llevarán a su futuro. Por eso es que debes medir las palabras que usas en la educación de tus hijos y debes tratar de que sean palabras, siempre, de motivación.
Palabras que nunca debes decirle a tus hijos
"¿Por qué no eres como tu hermano?"
Hacer una comparación con sus hermanos o con otros niños, es crear inseguridades en tu hijo y generar en él rencores hacia personas que no tienen la culpa.
"No llores, pareces niña"
Este tipo de estereotipos no solo hieren a tu hijo por no dejar que llore, sino que puede convertirse en un adulto con personalidad machista.
"Lo vas a hacer porque yo lo digo"
Un padre autoritario está destinado a tener un hijo con demasiadas limitantes, su autoestima se reduce a los pocos cumplidos o frases motivadoras que le dan, recuerda que estás criando a un niño, no a un soldado.
"No puedes hacerlo"
Si usas esta frase, inconscientemente le estás diciendo inútil y en su mente se forma esta idea de sí mismo, además coartas la confianza entre ustedes.
"No te quiero ver, quítate"
El rechazo se forma cuando los hijos escuchan a menudo esta frase en sus hogares, crecen con la idea de que son un estorbo y se convierten en niños retraídos e inseguros.
Aunque no lo creas, las palabras que le decimos a nuestros hijos pueden convertirse en voces interiores para ellos, de tal forma que pueden hacerlo sentirse seguro o crear el peor de los conceptos hacia ellos mismos. Por eso es importante que durante la educación de tus niños, por ningún motivo les digas estas palabras que te compartimos.