En el antiguo Egipto, solo pasaban a ser momias quienes integraban la gran aristocracia egipcia, faraones y las personas más importantes de la corte. Y en el proceso de momificación incluían distintas técnicas para cada parte del cuerpo, como así también sustancias diversas. Y una reciente investigación realizada por científicos alemanes y egipcios revelaron cómo era el procedimiento para obtener momias, después del análisis de 121 vasijas que se encontraron en El Cairo.
Halladas en un taller de embalsamiento que tenía cerca de 2.600 años de antigüedad, estas vasijas tenían información valiosa. Según se supo, el proceso de momificación tenía una duración aproximada de 70 días y tenía como objetivo secar y preservar los cuerpos de unos pocos fallecidos seleccionados.
De principio a fin, así se creaba una momia egipcia
De acuerdo a los investigadores, en el antiguo Egipto se aplicaban distintas combinaciones de sustancias que incluían resinas, aceites vegetales, grasas animales y fragancias. Cada uno de estos ingredientes eran empleados en función de cada parte del cuerpo y la mayoría de ellos provenía de regiones alejadas, por lo que se supone que en aquellos años ya existían las rutas comerciales. Gracias a los rótulos, se identificó el uso de resina de pistacho y de enebro o ciprés, así como cera de abejas, todos ellos aplicados para embalsamar la cabeza, lavar el cuerpo y suavizar la piel. También encontraron restos de damar y de elemí -especies vegetales que solo crecen en entornos tropicales- y de betún, probablemente procedente del Mar Muerto. El resto de sustancias halladas se convirtieron en residuos viejos y degradados, por lo que el análisis químico solo pudo dar pista sobre lo que solía haber dentro de las vasijas.
“La piel es uno de los tejidos que antes se corrompe y ellos sabían perfectamente qué tenían que utilizar y empleaban sustancias antifúngicas, antibacterianas y antisépticas para preservarla lo más posible”, explicó Philipp Stockhammer, coautor del estudio. Por su parte, el arqueólogo Maxime Rageot detalló: “Las vasijas estaban tan bien preservadas que pudimos averiguar qué sustancias usaban para la momificación, cómo las mezclaban y cocinaban para obtener el producto final que luego aplicaban”.
Para conservar el cuerpo y obtener momias, a las personas que pasaban por el proceso de momificación primero se le sacaban las vísceras y órganos para finalmente extraerle el cerebro. Acompañados de sacerdotes especializados, los embalsamadores procedían a lavar el cuerpo y lo preparaban para evitar su descomposición, que impedía una vida posterior, según las creencias en el antiguo Egipto.