El café es una de las bebidas más elegida por millones de personas en todo el mundo. Distintos momentos del día se prestan para tomarlo. El desayuno, la merienda e incluso después de las comidas son algunos de los momentos especiales para tomarlo con azúcar o amargo, aunque también existen quienes recomiendan ponerle sal.
A pesar de que muchos lo consumen, no todos saben de los beneficios que podrían ganar si tuvieran un vaso de agua bien fría al lado. No son pocos los países de Europa que beben un café bien caliente en las mañanas sin leche ni crema, priorizando su sabor fuerte, pero siempre está la otra bebida al lado.
Una de las principales características del café es su sabor con su variedad de matices. Por eso, hace décadas, se volvió muy popular una costumbre que proviene de los antiguos tostadores italianos y que consiste en colocar un vaso de agua fría al lado, pero ¿por qué?
¿Por qué sirve tomar un vaso de agua con el café?
Los expertos en café saben bien que esta pequeña, pero significativa acción hace más completa la experiencia de disfrutar la bebida. El secreto está en que el agua fresca limpia el paladar y lo deja listo para disfrutar de la diversidad de matices que tiene el grano elegido.
Lo ideal es beber el agua antes que el café sin importar si este es capuchino, americano o espresso. La clave está en que se eliminan los sabores de otros alimentos y podrás identificar los atributos y propiedades aromáticas de la bebida cafetera cuando ingresa a la boca.
Por otra parte, el agua elimina la sed y aumenta la experiencia sensorial. Sin embargo, ten cuidado porque si está muy fría puedes adormecer las papilas gustativas y disminuir la percepción de sabor. Una vez que termines tu café, puedes aprovechar los residuos y usarlos como abono para tus plantas.