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Chavo del 8: ¿Vivía en el barril o en dónde dormía?

También te contamos por qué le decían 'El Chavo del 8".

¿Para qué se metía en su barril?
El Chavo del 8.¿Para qué se metía en su barril?Créditos: Especial
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El Chavo del 8 fue un programa de televisión que salió al aire en 1971 y su éxito llegó a muchos países. Es imposible que alguien de habla hispana no conozca frases como “Fue sin querer queriendo” o “Se me chispoteó”.

Pero, aunque conocemos muchas de las historias del pobre niño huérfano, no conocemos algunas que no vimos en la pantalla chica, pues Roberto Gómez Bolaños, también conocido como “Chespirito”, su creador, no lo llevó a la televisión, pero si escribió ‘El diario del Chavo del 8’ en donde nos explica más sobre la vida de este personaje.

¿En dónde vivía el Chavo del 8?

El show narra las aventuras de El Chavo, un niño huérfano que vive en una vecindad y pasa sus días con los otros residentes, en situaciones humorísticas que mezclan malentendidos, travesuras y enseñanzas de vida.

El elenco principal incluye a personajes memorables como Don Ramón, el padre desempleado y siempre endeudado; Doña Florinda, una madre sobreprotectora; Quico, el niño mimado y compañero de El Chavo; La Chilindrina, la astuta hija de Don Ramón; y El Profesor Jirafales, el maestro de la escuela.

En su libro, Bolaños explica mejor el origen del Chavo del 8, así como contesta algunas dudas que nos pudieron llegar a surgir, tal como lo es, en dónde vivía, pues muchos llegamos a pensar que vivía en el barril, pero en el diario aclara que no.

En la historia señala que su mamá lo dejó un día olvidado en la escuela, por lo que después llegó a un orfanato, de ahí se escapó y estuvo con niños de la calle, pero un día lluvioso legó a la vecindad para cubrirse de la lluvia.

Ahí, se quedó en la vivienda número 8, en la que vivía una señora muy viejita, que le dijo que le recordaba a un nieto que tenía. Él la ayudaba, pero un día falleció la viejita y otra persona ocupó el departamento y él se tuvo que salir de ahí.

Entonces, como ya tenía muchos amigos en la vecindad, un día lo invitaban a que darse a dormir en una casa y otro día en otra.

“Porque no es cierto eso de que yo vivo dentro de un barril, como han dicho algunos. Lo que pasa es que yo me meto al barril cuando no quiero que los demás se  den cuenta de que estoy llorando. Y también cuando yo no tengo ganas  de ver  a los demás. O cuando tengo muchas  cosas en qué pensar”.

Y la gente ya se había acostumbrado a llamarlo El Chavo del Ocho, y así es como se le quedó ese nombre. ¿Conocías esta historia?