El 22 de noviembre de 1963, el mundo quedó estremecido por el asesinato del presidente John F. Kennedy. Ese día, su esposa, Jacqueline Kennedy, llevaba un traje rosa que quedó manchado de sangre, convirtiéndose en un símbolo inolvidable de aquel fatídico evento. Este vestido, testigo mudo de la tragedia, se conserva en una caja especial, protegida contra el paso del tiempo.
Este icónico vestido forma parte de los archivos nacionales de los Estados Unidos y se guarda como un tesoro nacional en una ubicación secreta en una pequeña ciudad de Maryland. Sin embargo, este testigo silencioso de la historia no será accesible para el público hasta el año 2103, cuando se cumplan 150 años desde el trágico suceso.
El día del asesinato, Jacqueline Kennedy se negó a despojarse del vestido manchado de sangre, mostrando al mundo la brutalidad del crimen que acabó con la vida de su esposo. A pesar de tener preparado un vestido limpio, la primera dama insistió en que el mundo viera las consecuencias del violento acto.
El traje rosa, una réplica confeccionada por Chez Ninon, una tienda de moda neoyorquina, era el favorito del presidente Kennedy. Conservado junto con su blusa, zapatos y bolso azules, así como las medias envueltas en una toalla blanca, este conjunto es un emotivo recordatorio de aquel triste día en la historia de los Estados Unidos.
¿Por qué se decidió guardar el vestido hasta 2103?
La decisión de preservar el vestido hasta 2103 fue tomada en 2003 por Caroline Kennedy, hija de Jacqueline Kennedy, cuando donó la prenda al Archivo Nacional de los Estados Unidos. Esta medida se adoptó como muestra de respeto hacia los miembros vivos de la familia Kennedy, evitando así causarles dolor o angustia al recordar aquel trágico evento.
El traje que Jacqueline Kennedy llevó el día del asesinato de su esposo seguirá guardado en las sombras, en espera de que el tiempo conceda el distanciamiento necesario para su exposición pública. Este vestido, impregnado de historia y simbolismo, permanecerá como un testamento congelado de aquel día que cambió el curso de la nación estadounidense.
El vestido rosa que Jacqueline Kennedy llevó el día del asesinato de su esposo, John F. Kennedy, es un recuerdo tangible de aquel trágico evento. Caroline Kennedy, su hija, donó el vestido al Archivo Nacional de los Estados Unidos en 2003, pero con la condición de que no se exhibiera al público hasta al menos el año 2103.
Esta decisión se tomó para evitar causar angustia a los miembros vivos de la familia Kennedy y preservar el respeto hacia su memoria. Por lo tanto, el vestido se mantiene guardado en condiciones óptimas como un importante objeto histórico.