Carlota, princesa de Bélgica, pasó a la historia como la primera emperatriz de mexicana y su estadía en tierra azteca es hasta hoy del interés de especialistas en el Segundo Imperio Mexicano. A pesar de esto, ella no fue la última pieza de la monarquía en nuestro país.
En 1868, con la caída del Segundo Imperio y el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo, la emperatriz Carlota partió de México con destino a Roma, Italia; nunca volvió a pisar territorio mexicano ni el Castillo de Chapultepec. Llegó a pedir ayuda en El Vaticano, pues consideró que el emperador Napoleón III quería envenenarla.
¿Quién era la princesa Carlota?
María Carlota Amelia Victoria Clementina Leopoldina nació el 7 de junio de 1840 en el Castillo Real de Laeken en Bélgica. Fue hija de Leopoldo l, rey de Bélgica, y de la princesa María Luisa de Orleans. Fue la única Emperatriz de México, y también Princesa de Bélgica, Lorena y Hungría, Condesa de Habsburgo, y Virreina Consorte de Lombardo-Véneto.
Se casó a los 17 años con Maximiliano de Habsburgo, quien tenía 25 años de edad. Desde muy chiquita, fue educada para gobernar, tenía conocimientos en política, geografía, música y artes. Hablaba francés, alemán, inglés, italiano y español. Su mamá murió cuando Carlota tenía 10 años de edad, y su papá se hizo cargo de su educación.
¿Cuando llegaron a México Maximiliano y Carlota?
Maximiliano y su esposa llegan a Veracruz el 28 de mayo de 1864 y a la CDMX el 12 de junio. Su imperio está apoyado por el ejército francés a cambio de mil concesiones leoninas. Al llegar a la ciudad de México les habían preparado el Palacio Nacional pero encontraron chinches, así que se instalaron en el Castillo de Chapultepec.
¿Qué hizo Carlota en México?
La Emperatriz Carlota, durante las innumerables ausencias de Maximiliano de Habsburgo, en varias ocasiones asumió y encabezó la regencia del Imperio. Por sus ideas liberales y posturas radicales se le conoció como “La Roja”. La pareja nunca logró la aceptación de sus políticas liberales por parte de los conservadores.
Ella promulgó la abolición de los castigos corporales y estableció límites a las terribles jornadas de trabajo de la época. Impulsó a empresas como los ferrocarriles y los transportes de vapor; sobre todo, empresas de beneficencia para los más necesitados. Mandó remodelar el Zócalo de Ciudad de México, y fundó un conservatorio de música y una academia de pintura, entre otros.
Su gusto por las artes, la lectura, los idiomas y la filosofía, se vieron reflejadas de alguna manera en construcciones en las que participó como el Paseo de la Emperatriz, actualmente Paseo de la Reforma de la CDMX. Creó la Junta Protectora de las Clases Menesterosas que protegía a los indígenas.
¿Cómo fue la muerte de Carlota?
Carlota murió a los 87 años el 19 de enero de 1927 a causa de influenza en el Castillo de Bouchout, cerca de Bruselas. La caída de su imperio en México y el fusilamiento de su esposo, fueron demasiado para ella. “
Todo aquello terminó sin haber alcanzado el éxito”, fueron las últimas palabras de la emperatriz, según el historiador Luis Weckmann. “Recordadle al universo al hermoso extranjero de cabellos rubios. Dios quiera que se nos recuerde con tristeza, pero sin odio”.
Es indudable de Carlota fue uno de los personajes más influyentes de la historia. Por su puesto, su historia se estudia en todas las preparatorias y así quedará inmortalizada.