PSICOLOGÍA

¿No te gusta el contacto físico? La psicología te explica por qué sucede esto

No puedes vivir toda la vida evitando el contacto físico, por eso es importante aprender a aceptarlo, especialmente cuando viene de tus seres queridos.

Hay personas a las que no les gusta el contacto físico. Aquí te contamos por qué.
Hay personas a las que no les gusta el contacto físico. Aquí te contamos por qué. Créditos: Especial/IA
Escrito en CURIOSIDADES el

Para muchas personas, el contacto físico es algo natural y hasta necesario en las relaciones, ya sea un abrazo, un apretón de manos o simplemente estar cerca de alguien. Pero también hay quienes sienten incomodidad o ansiedad al respecto.

¿Por qué sucede esto? No es algo raro, y la psicología tiene algunas respuestas interesantes que pueden ayudarnos a entenderlo mejor. Aquí te lo contamos.

Créditos: Pixabay

¿Por qué algunas personas no disfrutan del contacto físico?

Desde la psicología, se sabe que hay varias razones por las cuales algunas personas no disfrutan del contacto físico. Una de las más comunes tiene que ver con experiencias pasadas, como haber vivido situaciones de abuso o traumas. 

Si en algún momento el contacto físico estuvo relacionado con algo doloroso o incómodo, es lógico que esa persona quiera evitarlo. También hay personas que tienen una mayor ‘sensibilidad táctil’, por lo que un simple toque puede ser demasiado molesto o hasta doloroso para ellos.

De acuerdo con la psicología, la ‘ansiedad social’ también juega un papel importante. Y es que si alguien se siente inseguro o teme ser rechazado, puede ver el contacto físico como una invasión de su espacio personal, lo que genera incomodidad. 

Créditos: IA

Pero eso no es todo, también la forma en que fuimos criados y las ‘costumbres culturales’ influyen mucho; si creciste en un ambiente donde el contacto físico no era muy común, puede ser más difícil para ti sentirte cómodo con ello.

¿Cómo trabajar para aceptar el contacto físico?

Si el contacto físico te incomoda, pero te gustaría sentirte más relajado al respecto, hay algunas formas de hacerlo. Lo primero es entender ‘por qué te pasa’. A veces es útil hablar con alguien, como un psicólogo o terapeuta, para poder explorar si hay traumas o miedos escondidos que podrían estar influenciando esa incomodidad. Una vez que lo entiendas mejor, puedes empezar a trabajar en pequeños cambios.

Una de las formas más efectivas es la ‘exposición gradual’: empezar con toques suaves y fuertes breves, como un apretón de manos o un abrazo corto. A medida que te vayas sintiendo más cómodo con estos gestos, podrás ir aumentando poco a poco. 

Cabe destacar que lo más importante es no forzarte a hacer algo que no estés listo para hacer. Respetar tus propios límites es muy importante para que vayas avanzando de manera tranquila y segura.

Créditos: Pixabay

Ahora ya lo sabes, con paciencia y tiempo, el contacto físico puede dejar de ser un problema y convertirse en algo mucho más natural y relajante.