Las plantas del jardín requieren de diversos trucos para que siempre estén en óptimas condiciones. Con técnicas de jardinería, podremos conseguir que no se marchiten y una de las principales acciones es identificar cuando un ejemplar está enfermo. Toda planta puede sufrir falta de nutrientes, algo que impedirá que crezcan de una forma saludable. Y hay un nutriente en particular que puede afectar abruptamente a nuestros vegetales: el hierro.
Sabemos que todos los minerales y nutrientes son muy importantes para los ejemplares del jardín y que la falta de uno repercute en toda la especie al punto de tener que desenterrar la planta y arrojarla a la basura. Y si el déficit es de hierro, estaremos ante la presencia de clorosis férrica, la cual podremos identificarla a través del color de las hojas.
Más allá del cuidado referido al riego, pesticidas, tierra y surgimiento de plagas, todo maestro jardinero deberá prestar atención a la foliación. Es que la clorosis férrica generará que las hojas verdes de las plantas pasen a ser hojas amarillas y marchitas.
Este es el truco para reconocer la falta de hierro en tus plantas
La falta de hierro se puede identificar observando todos los días las nuevas hojas que salen de los ejemplares. Esto se debe a que la clorosis férrica ataca a ellas y no a las que están presentes. La enfermedad causa que la hoja, desde la punta hacia el interior, inicie un cambio de pigmentación a un color amarillo. Después se tornará más oscura, marrones, y se caerán.
¿Cuáles son las plantas más propensas a esta enfermedad?
Algunas plantas del jardín son más susceptibles a la ausencia de hierro, como los jazmines y hortensias. Además, las condiciones del suelo y riego también pueden afectar a los ejemplares. Para solucionar dicha enfermedad se puede acidificar la tierra agregando vinagre blanco de forma paulatina, evitando quemar el ejemplar.