Entre las tareas de jardinería, el cuidado de las orquídeas cumple un rol estelar. Es que se trata de plantas difíciles de cuidar, pero hermosas, por lo cual todos nos arriesgamos a tener una especie de este tipo en casa. Y para ello, algo fundamental será el trasplante de estas plantas, algo difícil de lograr pero no imposible. Con este pequeño instructivo, podrás triunfar.
Las orquídeas tienen fama de ser muy difíciles de cuidar. Una de las tareas delicadas que puede parecer complicada es la del trasplante. Es muy importante realizarlo cada tres años para que la planta crezca fuerte y la floración sea la adecuada.
¿Cómo trasplantar las orquídeas?
Para esta tarea de jardinería será necesario usar el mismo contenedor, lavado con unas gotitas de lavandina y aireado de un día para otro. Además, es menester decir que si la especie no ha crecido, no necesitaremos de un contenedor más grande. Luego será momento de preparar la planta y para ello debemos colocar la maceta en agua durante 60 minutos para facilitar que las raíces se despeguen del contenedor.
A continuación, tendremos que cortar las raíces en mal estado o secas, siempre desinfectando la tijera. Y si vamos a plantar un keiki, como sus raíces son duras por haber estado expuestas al aire, tendremos que ponerla en remojo durante unas horas para ablandarla. De esta forma, se podrá acomodar en la maceta sin romper las raíces. Al cabo de un par de meses, el artejo habrá creado suficientes raíces, dándonos paso al trasplante.
La tarea de jardinería continuará haciendo el trasplante de las orquídeas. Cuando esté en su nuevo contenedor, debe contar con el sustrato apropiado, chips y musgo Sphagnum y poner un palito de brochette sobre las raíces a través de la maceta o canasta para que la planta no se mueva hasta que se produzca el anclaje mediante las nuevas raíces. Así habremos ayudado a la especie a que continúe creciendo en óptimas condiciones, embelleciendo nuestro jardín.