Tanto en el perro como en el gato, su comportamiento ha sido objeto de estudio de la comunidad científica. Y uno de los motivos que llamó la atención es su capacidad para esconder objetos, ya que de un momento al otro podemos perder calcetines, tenis, y hasta adornos. Pasaremos horas y hasta días buscando, hasta que las propias mascotas nos revelen dónde los ha escondido.
Este comportamiento del animal se origina a partir del síndrome de Diógenes, algo que afecta también a los humanos, acostumbrándose a guardar muchos objetos sin necesidad alguna. Además, este cuadro de salud puede presentarse en otros animales, como los cuervos, las hormigas o las ardillas.
Un patrón que se repite en otros animales
Estos mismos estudios determinaron que el perro actúa cómo otros animales. El cuervo, por ejemplo, guarda comida esperando la llegada del invierno y gracias a su memoria se mantiene alimentado en los meses de frío. En el caso de las hormigas, llevan todo al hormiguero para abastecer las necesidades de la colonia. Lo mismo sucede con las ardillas, que usan los árboles como escondites principales de avellanas.
Y al momento de analizar a los perros, probablemente utilice tu ropa como juguete y luego la esconde en algún lugar de la casa. Lo mismo sucede con huesos u otros juguetes que tienen nuestras mascotas. Si le hemos dado algún hueso, lo más probable es que vayan a algún lugar tu hogar, haga un pozo y lo esconda para que nadie lo encuentre. Esto no tiene que causar ningún tipo de preocupación.
El perro tiene este comportamiento sumamente inofensivo y hemos visto como el resto de los animales lo hacen para sobrevivir. Por lo tanto, es habitual que las mascotas realicen esta actividad tan solo de diversión y les da un objetivo claro, como puede ser llamar nuestra atención.