Transforma tu jardín o huerto con abonos orgánicos que mejoran el suelo y promueven un cultivo saludable y sostenible. Descubre cinco tipos esenciales de abonos para potenciar el crecimiento de tus plantas durante el invierno.
Compostaje: un abono vegetal obtenido mediante la descomposición de restos orgánicos. Puedes hacer compost en casa con un compostador o vermicompostador.
Turba: se extrae de las turberas, acumulaciones y fosilización de residuos vegetales. Su composición y nivel de carbono varían según el tipo de turba (rubia, parda, negra) y su coloración. Contiene agua, materia orgánica y ceniza.
¿El estiércol sirve como abono orgánico?
Estiércol: un abono rico en nitrógeno, obtenido de excrementos fermentados de animales. El estiércol comercializado está controlado y es inodoro, conservando sus propiedades.
Cultivos de cobertura: conocidos como "abono verde", consisten en enterrar plantas cultivadas para enriquecer la tierra de manera efectiva, especialmente en terrenos erosionados o sometidos a tratamientos agresivos.
Guano: un abono procedente de deyecciones de aves marinas, murciélagos y focas. Se usa para estimular el crecimiento y la floración de las plantas, con alto contenido de nitrógeno, fósforo y potasio.
Al integrar estos abonos orgánicos en tu rutina de cuidado del jardín, adoptas una práctica ancestral que garantiza la vitalidad del suelo y la prosperidad de tus plantas.
Cada tipo de abono, desde compostaje o compost hasta guano, aporta beneficios únicos y particulares. ¡Este invierno eleva tu jardín a nuevas alturas con estos secretos naturales!