La esponja es uno de los artículos que todas las cocinas tienen porque sirven para lavar los platos, cubiertos y elementos de cocina tras las comidas. Tras enseñarte a usar la sal para enfriar la cerveza, ahora es momento de que la aproveches de otra forma.
¿Por qué debo echar sal a la esponja de la cocina?
Según los expertos, la sal debe ser echada a las esponjas al menos dos veces por semana. Muchas personas piensan que este objeto no debe ser limpiado porque siempre está en contacto con agua y detergente, sin embargo necesita una buena limpieza.
Ahí es donde entra en juego la sal. Lo que debes hacer, tras lavas los platos, es enjuagar bien la esponja con agua del grifo hasta que deje de salir espuma, escurrirla y guardarla en un lugar seco para que el líquido restante se drene bien.
Esto es indispensable para que no se acumulen hongos ni bacterias que en el futuro puedan causar problemas de salud como males estomacales, diarrea y, en los casos más peligrosos, afecciones pulmonares.
La sal es nociva para las bacterias y los hongos, por lo que tiene un importante poder desinfectante. Lo único que debes hacer es colocar la esponja en un recipiente, añadir una cucharada de sal y una taza de vinagre. Después, tienes que agregar agua caliente y cubrirla por completo.
Luego de 15 o 20 minutos en remojo, la esponja va a quedar libre de bacterias y solo vas a necesitar ponerla a secar antes de usarla de nuevo. Otra forma de emplear la sal es repetir los pasos anteriores, pero agregar jugo de limón en lugar del vinagre.
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