El jazmín, con su nombre científico Jasminum officinale, es una planta trepadora originaria de zonas tropicales que puede alcanzar hasta 5 metros de altura, con inflorescencias amarillas y blancas, y aproximadamente 200 especies.
Este encantador arbusto no solo es decorativo en jardines y porches, sino que también puede adornar el interior de tu hogar en macetas, brindando un ambiente único con sus pequeñas flores blancas y su embriagador aroma.
La versatilidad del jazmín se extiende a sus propiedades como ambientador natural y repelente de mosquitos efectivo, lo que lo convierte en una opción ideal para colocar en el dormitorio, garantizando un sueño tranquilo y apacible.
En el jardín, se recomienda colocar las plantas de jazmín junto a una pared y utilizar guías de alambre para permitir que la planta trepe.
Con un emparrado, puedes crear un hermoso muro vegetal para tu porche, alcanzando alturas de hasta 6 metros y envolviendo tu hogar en fragancias durante las noches de primavera y verano.
Así, ya sea como elemento decorativo, ambientador natural o repelente de mosquitos, el jazmín demuestra ser una opción versátil y encantadora para embellecer tu espacio, ya sea al aire libre o dentro de tu hogar.
¿Cómo se hace un fertilizante casero para jazmines?
Crea un fertilizante casero para tus jazmines con levadura seca: disuelve 7 gramos en 100ml de agua caliente, agrega 2 litros de agua fría, revuelve y utiliza el fertilizante frío para regar, ideal antes y durante la floración.
Utiliza cáscaras de huevo trituradas como fertilizante para tus jazmines, aportando nutrientes, especialmente calcio. Espolvorea en la superficie del sustrato y riega para que penetren, promoviendo un crecimiento saludable y vigoroso de las plantas.
Utiliza leche de vaca diluida en agua (20% leche, 80% agua) como fertilizante para tus jazmines cada 15 días. Este método aporta calcio, beneficiando el crecimiento saludable y la vitalidad de las plantas.