La Corona de Cristo, conocida también por su nombre científico como Euphorbia Milii, tiene una histórica reputación, debido a que se cree que sus espinas integraron la corona que llevó Jesucristo en su crucificación. Por otro lado, este ejemplar también atrae por la belleza de sus hojas. Y para disfrutar de ello, es mejor preparar un abono casero de hojas secas y así aprovechar todos sus nutrientes.
¿Cómo preparar un abono casero de hojas secas para la Corona de Cristo?
Para que la Corona de Cristo tenga flores hermosas, tendremos que ayudarla a crecer con un abono casero. En este caso, mejoraremos el sustrato gracias a las hojas secas que encontramos en nuestro jardín o en la vía pública.
Para esta tarea de jardinería, las hojas secas deberán ser de distintos árboles, menos de dos especies que no son aptas para esta tarea: el pino y el eucalipto.
Especialistas explican que las hojas de pino aportan sustancias que aumentan el nivel de acidez del suelo, por lo que aceleran el proceso de compostaje. Mientras que, por su parte, las hojas de eucalipto tienen eucaliptol, un aceite que no deja crecer nada a su alrededor.
Reunidas las hojas, buscaremos un contenedor o cajón de madera para colocarlas, siempre en un lugar de sombra, para añadir las hojas secas.
Luego, sobre las hojas secas, agregaremos una capa de ingredientes orgánicos, tales como restos de café, cáscaras de huevo, cáscaras de papa y también de plátano, entre otros tantos. Aquí debemos evitar colocar aceites, grasas y otros derivados de origen animal.
Tendremos que combinar dos capas de residuos verdes y húmedos con una capa de restos secos y marrones, es decir, hojas secas.
Aquí es importante no aplastar las capas, debido a que sino reduciremos el oxígeno que hay entre ellas.
Cada 7 días, remover con una pala, así no se apelmazan los residuos.
Transcurridos 6 meses, ya tendremos el abono casero de hojas secas para añadir al sustrato de la Corona de Cristo. Recuerda regar con regularidad para que la Euphorbia Milii absorba los nutrientes.