VIDA DE FAMOSOS

Lucía Rivera reveló que sufrió abuso físico y psicológico de dos exparejas

La joven modelo, hija de Blanca Romero, publicó un libro llamado 'Nada es lo que parece', y reveló que su vida no ha sido color de rosas.

Lucía Rivera Romero publicó un libro y dijo que 'Nada es lo que parece'..Créditos: Instagram @luciariveraromero
Escrito en FARÁNDULA el

Lucía Rivera es famosa prácticamente desde que nació debido a que es hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera, quien la adoptó cuando tenía 3 años tras casarse con la modelo en el año 2001. En las últimas horas, la joven modelo publicó un libro en el que anunció que fue víctima de abuso psicológico y físico por parte de sus dos exparejas.

La hija de Blanca Romero es una de las modelos que más proyección tiene existen en todo el mundo. En su libro 'Nada es lo que parece', Lucía Rivera comentó los motivos por los que no tuvo una vida fácil. En capítulos denominados 'Miedo', 'Acoso', 'Bullying', 'Vicios', 'Fama', 'Reconstrucción' y 'Luz', entre otros nombres, reveló que "en este libro he vaciado una mochila que pesaba toneladas". Llegó al mundo con dos fémures rotos, luego sufrió un paro cardíaco aún siendo bebé y nunca encajó a nivel social.

Los abusos sufridos por Lucía Rivera

Según contó, el primer joven del que se enamoró fue victimario de abuso psicológico porque le controlaba el teléfono, la forma en la que se vestía y no la dejaba salir con amigas. "A medida que intentaba liberarme de esas cadenas, él las apretaba más. Se presentaba en la puerta de mi casa, aparecía gritando, buscaba a hombres dentro del armario pensando que le estaba engañando y me gritaba hasta que le daba el móvil y le dejaba revisarlo", relató Lucía Rivera en su libro.

En su segunda relación, este abuso psicológico se transformó en uno físico. "Ahora que me paro a pensarlo, reconozco que fui la víctima perfecta, casi hecha a medida, una niña con muchos abusos interiorizados, los celos posesivos, los insultos y los refuerzos intermitentes", narró Rivera.

Lucía Rivera. Fuente. Instagram @luciariveraromero

"La primera vez ni siquiera la recuerdo bien, porque fueron muchas, cada vez más. Siempre lo excusaba achacándolo a que estaba drogado y entendí que esa era una manera 'normal' de relacionarse, que yo sería capaz de hacerle cambiar, que la culpable era yo... Pero las peleas aumentaban de mes en mes, ya no solo con él, sino con todo mi entorno. Sus infidelidades, que no fueron pocas, consiguieron hacerme cada vez más pequeña y me llenaban de ira. Siempre defendí a Aitor a capa y espada. No sé por qué, pero aseguro que sentía verdadera admiración por él. Recuerdo sus ojos, fuera de sus órbitas, ensangrentados con rabia, y el ceño fruncido mirándome fijamente mientras exclamaba todo tipo de amenazas y me agarraba el cuello contra la pared. Sentía una especie de muerte dentro de mí, tenía moratones hasta en las orejas, y no, nunca se me pasó por la cabeza tomar medidas legales", escribió Lucía Rivera y admitió que no lo denunció "por miedo a las consecuencias que podría pagar yo".

"Aprender a amar en ese contexto acaba contigo. Nadie te da ninguna lección hasta que lo vives. Es jodidamente complicado recuperarte. Pero solamente salir de ahí te devuelve la vida que el maltratador te ha robado. Es como abrir por fin un baúl en el que estabas encerrada a cal y canto y con alguien encima que hacía resistencia. Es salir dando una patada fuerte y cogiendo todo el aire que te faltaba", fueron palabras de Rivera sobre los abusos psicológicos y físicos que sufrió.