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La primera mujer que besó a Elvis y se alejó de Hollywood porque 'se enamoró de Dios'

Dolores Hart sorprendió al mundo al dejar el glamour y la fama para seguir una vocación religiosa, encontrando en la vida monástica el verdadero amor que buscaba.

Fuente: Producción Chismecito
La primera mujer que besó a Elvis y se alejó de Hollywood.Fuente: Producción Chismecito
Escrito en FARÁNDULA el

El mundo del cine puede ser implacable, llevando a actrices como Jennifer Lawrence al borde del colapso durante el rodaje de "Madre!". Sin embargo, pocas historias son tan impactantes como la de Dolores Hart, quien dejó atrás una prometedora carrera para seguir su vocación religiosa.

En el apogeo de su carrera, Dolores Hart, la primera mujer en besar a Elvis Presley en la pantalla, sorprendió a todos al abandonar Hollywood para seguir una vocación religiosa. Conocida por su talento y belleza, esta prometedora actriz dejó atrás una vida de lujo y fama para dedicarse al servicio de Dios en un monasterio en Connecticut.

¿Por qué Dolores Hart dejó Hollywood para seguir su fe?

La decisión de Dolores de dejar el cine no fue fácil. A pesar de su éxito en películas como “Loving You” y “Where the Boys Are”, Hart sentía un vacío que el mundo del espectáculo no podía llenar.

A los 22 años, mientras interpretaba a Santa Clara en “Francisco de Asís”, una experiencia espiritual marcó un antes y un después en su vida. Un encuentro con el Papa Juan XXIII, quien le dijo “¡No, tú eres Clare!”, reforzó su llamado a una vida religiosa.

Dolores Hart no solo renunció a una prometedora carrera, sino también a un contrato millonario con la Metro Goldwyn y a su compromiso con el arquitecto Don Robinson.

Decidida a seguir su vocación, ingresó a la Abadía de Regina Laudis en Connecticut, donde ha vivido durante décadas. Su amor por Dios, que describió como "el Elvis más grande", la llevó a encontrar una paz y felicidad que el cine no pudo ofrecerle.

¿Cómo fue su regreso inesperado al la pantalla grande?

A pesar de su retiro, Dolores Hart volvió brevemente a la pantalla en 2012 con el documental “Dios es el Elvis más grande”, donde narró su vida como monja. Esta participación le valió una nominación al Óscar, y a sus 73 años, asistió a la ceremonia con su hábito religioso, mostrando al mundo la historia de una mujer que eligió un amor diferente, pero igualmente profundo.