Poseedora de una belleza natural que se iguala a su grandiosa calidad humana, Lady Di solía lucir espectacular a donde quiera que fuera, y siempre arrancó suspiros a todos aquellos que la rodeaban. De grandes ojos azules, dientes blancos, cabello rubio y un gran corazón, la princesa del pueblo nunca dudó en brindar su apoyo a todo aquel que la necesitara. Al encontrarse dentro del palacio real durante su matrimonio con el ahora Rey Carlos III, siempre estuvo rodeada de lujos y excentricidades pero nada de eso la cambió.
Desde su personal de seguridad hasta las sirvientas que se encontraban laborando en aquella época de realeza, constatan que ella siempre fue una persona con gran calidez humana y que lejos de ser grosera o déspota, siempre los trató con respeto. Fue muy cuidadosa de lo que solía decir sobre su familiar política y su matrimonio. Pero si tuvo mucha confianza en una persona, este fue en su estilista personal: Sam McKnight.
¿Cómo fue la relación con su estilista?
Se conocieron desde que Lady Di colaboró en un reportaje con Vogue con la editora de moda Anna Harvey y el fotógrafo Patrick Demarchelier, en 1990. Para la sesión, McKnight tuvo la idea de crear en la princesa un falso pelo corto, aunque confiesa que tenía la esperanza de ser él quien terminará por modernizar su estilo de cabello. Una vez que la princesa notó el cambio en su apariencia, cuestionó a Sam sobre un ligero cambio.“Le dije que yo se lo cortaría, lo dejaría corto y empezaría de cero”, cuenta. "Era la época del corte de Linda Evangelista y de todas las supermodelos", agregó.
“Nos queríamos alejar de las grandes mangas abullonadas y acercarnos a una mujer de negocios mucho más estilizada y poderosa. Nos costó un par de años llegar a ese punto con ella, pero al final lo conseguimos", declaró. Sam McKnigh trabajó siete años para la princesa Diana de Gales como su estilista hasta el día que perdió la vida. "No llevaba un gran séquito, pero en los siete años que pasé con ella, la acompañé al extranjero varias veces incluidas visitas a la Madre Teresa, en la India, y a campos de refugiados”.
Tras años de muchas negativas por temor a la opinión pública y con una nueva vida de divorciada, Lady Di se cambio su guardarropa por prendas de colores vivos y trajes masculinos. También acudió al salón de otro amigo suyo, Daniel Galvin, para hacerse unas mechas en un tono más crema y finalmente se liberó de toda atadura con el famoso corte pixie que "no solo fue su look lo que cobró nueva vida después del divorcio, sino también lo hizo ella".