En la historia de Maximiliano de Habsburgo, un capítulo poco conocido pero profundamente conmovedor destaca el amor que compartió con María Amelia de Braganza, la princesa de Brasil. Este vínculo, que podría haber cambiado el curso de la historia, brilla como una joya perdida en el tiempo. Conoce más sobre esta fascinante historia de amor antes de Carlota.
El amor entre Maximiliano de Habsburgo y Amelia
La princesa Amalia, hija del emperador Pedro I de Brasil y de su segunda esposa, María Amelia de Leuchtemberg, capturó el corazón del archiduque Maximiliano durante su visita a Lisboa en 1852. Este encuentro casual se convirtió en el preludio de una historia de amor destinada a desafiar las barreras imperiales y conmover los corazones de aquellos que la conocieron.
Maximiliano, impulsado por el deseo de casarse con la princesa Amalia, obtuvo la aprobación de su familia, a pesar de que el matrimonio no era considerado lo suficientemente prestigioso para los estándares de la Casa de Habsburgo. Sin embargo, este amor se vio truncado por una tragedia inesperada.
La enfermedad se interpuso en el camino de la felicidad de Maximiliano y Amalia. La princesa contrajo tuberculosis y, a pesar de los esfuerzos por recuperar su salud, falleció el 14 de febrero de 1853. La pérdida de su amada dejó a Maximiliano sumido en un profundo dolor, expresando su angustia en palabras que resonarían a lo largo de los años.
La emperatriz Carlota
Más tarde, en 1857, Maximiliano se casó con Carlota, quien luego de fracasar como monarca en Italia, renunció a su puesto como segundo en la línea al trono de Austria y aceptó el trono de México. En donde a principios de la década de 1860, Napoleón III de Francia inició la Intervención francesa mientras estaba Benito Juárez en la presidencia.
Así, Carlota se convirtió en emperatriz de México a lado de Maximiliano. Pero esta historia hubiera tenido nombres diferentes, de haber sobrevivido la Princesa Amalia.
Un recuerdo eterno
Aunque el destino les negó la oportunidad de unirse en matrimonio, Maximiliano llevó el recuerdo de Amalia en su corazón hasta el final de sus días. Incluso en los momentos más oscuros, como cuando enfrentaba su propia ejecución, él mantenía viva la llama de su amor por ella, como lo demuestran las cartas que intercambió con su madre.