Hay muchos accidentes de la familia real que siguen siendo un misterio hasta el día de hoy, como el que le sucedió al rey Carlos I.. Sin embargo, uno de los que más rumores levantó fue la muerte de el nieto del Rey Alfonso XIII de España, quien perdió la vida misteriosamente.
¿Quién fue el nieto del rey que murió mientras esquiaba?
Se trata del hijo mayor del Infante Jaime de Borbón, hijo de Alfonso XIII, quien murió decapitado mientras esquiaba en la estación norteamericana de Beaver Creek (Colorado). Alfonso de Borbón y Dampierre se topó con cable de acero, que no vio que estaba a la altura de su cuello cuando el Príncipe decidió lanzarse por la pista perdiendo su vida a los 52 años.
Quedaron demasiadas dudas en torno a esa muerte, que no todos calificaron como accidente: la desaparición del operario que tensó el cable y la escasa diligencia en la asistencia médica fueron algunas de las cuestiones que levantaron sospechas. La cuestión se acabó gracias a un acuerdo que derivó en muchos millones para su heredero, Luis Alfonso de Borbón Martínez-Bordiú.
¿Cómo murió Alfonso de Borbón y Dampierre?
Todo ocurrió un lunes 30 de enero de 1989 en Colorado, Alfonso de Borbón y Dampierre se encontraba esquiando por una pista cerrada al público junto al esquiador austriaco Toni Sailer y del canadiense Ken Read. En ese momento, un trabajador de la estación, Daniel Conway, manipulaba el cable que iba a soportar la pancarta de meta de la competición.
Solo tres esquiadores del grupo lograron esquivarlo cuando el cable aún estaba a ras del suelo. Pocos segundos después, al llegar el nieto del rey a ese punto, el cable subió a altura de 1,65 metros sobre la nieve. Al medir Alfonso 1,83 de estatura topó de lleno con dicho cable encontrando la muerte por su causa.
El hombre permaneció más de media hora esperando, todavía con pulso, a que la ambulancia y la policía local arribaran a su rescate. Cuando al fin llegaron, Alfonso de Borbón y Dampierre fue trasladado al Vail Medical Center, donde se certificó su muerte a las 16:48 horas.
La autopsia reveló la causa de la muerte: "Una gran incisión en forma de media luna de 20,32 centímetros de longitud y que llega a penetrar hasta 4,44 centímetros". Y según contó José María Zavala, autor del libro Alfonso, el Borbón non grato (2008), la radio local mencionó el suceso en un primer momento como un “atentado” y la propia policía calificó el caso como homicidio.
Luego de esto, Conway, el empleado que manipulaba el cable fue culpado de homicidio involuntario y desapareció, creando varias suposiciones de una teoría conspiranoica alrededor de esa muerte. Tras el accidente, su exesposa y madre de su único hijo vivo, Carmen Martínez-Bordiú, interpuso una demanda civil por negligencia en los tribunales de Denver, capital de Colorado.