La Ciudad de México (CDMX) en la década de 1970 era un lugar lleno de contrastes, donde la modernidad empezaba a fusionarse con las tradiciones que todavía definían a la zona, como aún se aprecia en algunos pueblos mágicos alrededor de la capital.
Con coches de diseño cuadrado y calles llenas de vida, los años '70 fueron testigos de un México en transición. Parecía como si la ciudad entera estuviera buscando su propia identidad, al igual que las personas que la habitaban. Desde los movimientos sociales hasta la moda excéntrica, la capital vivía un momento crucial para su desarrollo.
¿Cómo se veía la CDMX en 1970?
Durante esta década, la CDMX experimentó un notable crecimiento. La migración desde otras partes del país hacia la capital estaba en su apogeo, lo que llevó a la construcción de grandes unidades habitacionales y modernos edificios que transformaron el paisaje urbano.
El metro, inaugurado unos años antes, ya era un símbolo del progreso, aunque las largas filas y la saturación del sistema hacían de los viajes una experiencia caótica.
Las familias capitalinas comenzaban a disfrutar de nuevas comodidades como la televisión en color, mientras que los restos del pasado prehispánico seguían emergiendo de las profundidades con las excavaciones del Templo Mayor.
¿Qué papel jugó el Mundial de 1970 en la imagen de la CDMX?
Uno de los momentos más emblemáticos de la década fue la celebración del Mundial de Futbol en 1970, que no solo puso a la CDMX en los ojos del mundo, sino que también marcó un antes y un después en el futbol internacional.
La capital ya contaba con la infraestructura necesaria gracias a los Juegos Olímpicos de 1968, lo que permitió organizar este evento de talla mundial.
Fue en esta ciudad donde Pelé se consolidó como leyenda y donde el famoso "Partido del Siglo" entre Italia y Alemania se llevó a cabo. Los mexicanos también tuvimos algo que celebrar ya que la selección nacional alcanzó los cuartos de final por primera vez.
¿Cómo vivían las mujeres en la CDMX durante los 70?
La moda en los años 70 reflejaba los cambios sociales que se estaban gestando. Las mujeres, en particular, comenzaron a desafiar las normas establecidas, buscando mayor libertad tanto en su forma de vestir como en su vida diaria.
Los pantalones acampanados, las minifaldas y los colores vibrantes eran comunes en las calles de la CDMX, mientras que los peinados voluminosos y extravagantes completaban el look.
Más allá de la moda, las mujeres empezaban a tener un papel más activo en la sociedad, ya fuera asistiendo a la universidad o participando en manifestaciones. El movimiento feminista tomaba fuerza, y la búsqueda de igualdad se hacía cada vez más visible en la capital.
¿Dónde se divertían los jóvenes de la CDMX en los 70?
Los jóvenes de los años '70 vivieron en una dualidad. Algunos, los llamados “fresas”, preferían escuchar música ligera y acudir a bailes tranquilos, mientras que los más revolucionarios se refugiaban en el rock.
Para estos últimos, la música era una herramienta de protesta, una forma de expresarse en contra del sistema. Festivales como el de Avándaro en 1971, conocido como el Woodstock mexicano, fueron puntos de encuentro para una juventud que anhelaba libertad.
Sin embargo, este tipo de eventos no eran bien vistos por el gobierno, que los reprimía rápidamente, como ocurrió en Avándaro, donde la violencia y la censura dejaron una marca imborrable.
¿Cómo era la CDMX de los 70?
La vida cotidiana en la CDMX también estaba marcada por pequeñas peculiaridades que hoy pueden parecer ajenas.
Los taxis eran pequeños Volkswagen “vochitos” pintados de amarillo y blanco, mientras que los niños soñaban con tener una lonchera de Pancho Pantera para llevar a la escuela. El café costaba unos cuatro pesos y una Coca-Cola se podía conseguir por apenas 60 centavos.
En un tiempo en el que fumar era algo común en casi cualquier lugar —cines, camiones e incluso hospitales—, la vida transcurría con un aire de permisividad que ahora resulta sorprendente.
A pesar de la agitación política y los cambios sociales, la CDMX de los años '70 mantenían ciertas tradiciones que siguen vivas hoy. Las familias pasaban los domingos en el Bosque de Chapultepec, disfrutando de un helado y un paseo por los jardines, mientras la vida seguía su curso.
Sin embargo, bajo esta aparente normalidad, la CDMX estaba gestando una transformación profunda que la llevaría a convertirse en la metrópoli que conocemos hoy, aunque sin soltar las reliquias del pasado, como las calles que inspiraron 'Las Batallas en el Desierto' de José Emilio Pacheco.