Hollywood está marcado por historias trágicas como la de este actor de "La isla de la Fantasía" que anticipó su suicido. Otra teragedia que marcó al mundo del entreteniiento fue el de Ramón Novarro, nacido como Ramón Samaniegos en Durango, México.
Novarro fue el elegido para ocupar el lugar vacante que dejó Rodolfo Valentino, el emblemático "amante latino" de la época dorada de Hollywood. Con una carrera en ascenso y su habilidad actoral, Novarro conquistó la pantalla grande, convirtiéndose en el nuevo símbolo del deseo.
Sin embargo, detrás de su éxito se escondía una vida complicada. Novarro había llegado a Estados Unidos huyendo de la Revolución Mexicana y, tras años de trabajos humildes, su talento lo llevó a lo más alto de la industria cinematográfica. Pero mientras su vida profesional florecía, su vida personal enfrentaba turbulencias que culminarían en una tragedia.
¿Cómo llegó Novarro a ser el sucesor de Valentino?
Ramón Novarro comenzó su carrera en Hollywood gracias a su participación en películas mudas, destacando en títulos como "El Prisionero de Zenda" y "Ben Hur". Dirigido por Rex Ingram, quien también fue el encargado de sugerirle el cambio de nombre, Novarro rápidamente se ganó el reconocimiento del público y la crítica.
A medida que su fama crecía, su vida personal, marcada por su homosexualidad en una época en la que la sociedad era extremadamente conservadora, se volvía más compleja.
En el Hollywood de los años 20 y 30, la homosexualidad era vista como una amenaza para la imagen de las estrellas, y muchos actores eran presionados a casarse para mantener su reputación. Louis B. Mayer, director de Metro-Goldwyn-Mayer, le sugirió a Novarro que contrajera matrimonio de conveniencia, como lo hacían otros actores homosexuales.
Sin embargo, Novarro, fiel a sus creencias religiosas y su autenticidad, rechazó la idea de vivir una mentira, optando por llevar su vida personal en privado, aunque esto lo aislara socialmente.
¿Qué ocurrió la noche en que fue asesinado Ramón Novarro?
El 30 de octubre de 1968, la vida de Ramón Novarro terminó en un trágico evento que sacudiría a Hollywood. Ya retirado del cine y con 69 años, Novarro invitó a dos hermanos, Paul y Tom Ferguson, a su casa en Los Ángeles.
Los jóvenes, taxi boys de 22 y 17 años respectivamente, llegaron con la intención de pasar una velada tranquila con el actor. Sin embargo, las cosas tomaron un giro oscuro cuando los hermanos comenzaron a exigirle dinero, convencidos de que Novarro guardaba una fortuna en su hogar.
Lo que comenzó como una velada de camaradería, con Novarro incluso tocando el piano para los hermanos, se tornó violento. Al no encontrar el dinero que buscaban, Paul y Tom Ferguson comenzaron a golpear brutalmente a Novarro, exigiéndole que les entregara los 5,000 dólares que pensaban estaban escondidos en la casa.
¿Cómo falleció el icónico actor Ramón Novarro?
Ramón Novarro, debilitado por la golpiza y desangrándose, suplicó por su vida, recitando oraciones en sus últimos momentos. Los hermanos Ferguson, lejos de apiadarse, continuaron su brutal ataque, culminando en la muerte del actor. Novarro murió ahogado en su propia sangre, atado y golpeado salvajemente por dos jóvenes que buscaban un dinero que nunca existió.
La noticia de su asesinato conmocionó al mundo del entretenimiento. Novarro no solo fue una víctima de la violencia física, sino también de una sociedad que, en gran medida, lo obligó a vivir una vida oculta. Su legado como actor permanece, pero su trágico final es un recordatorio de las presiones y los peligros que muchas estrellas de Hollywood enfrentaron detrás de cámaras.
¿Paul y Tom Ferguson siguen vivos?
Paul Ferguson murió en 2018 mientras cumplía una condena en Missouri, y su hermano Tom Ferguson falleció por suicidio en 2005. Ambos fueron responsables del asesinato del actor Ramón Novarro. Novarro descansa en el cementerio Calvary en East Los Angeles, California.
Ramón Novarro dejó una marca indeleble en Hollywood, tanto por su talento como por el triste final que encontró en manos de quienes vieron una oportunidad para aprovecharse de su soledad.