Las pirámides de Egipto son una de las maravillas más impresionantes del mundo antiguo. Pero, ¿qué pasaría si te dijera que existen formaciones similares en la Antártida? No, no es magia, ni tampoco es obra de extraterrestres. Es el resultado de millones de años de actividad natural.
¿Cómo llegaron a la Antártida las pirámides de Egipto?
Estas pirámides, conocidas como "nunataks", han sido esculpidas por el viento, las tormentas y la erosión. Esto dio lugar a estructuras rocosas de una geometría precisa que parecen haber sido creadas por el hombre.
Sin embargo, los expertos geólogos y climatólogos han confirmado que el clima extremo y la falta de condiciones adecuadas para la vida humana en la Antártida hacen poco probable la idea de construcciones humanas o traslados de pirámides desde Egipto.
El descubrimiento de estas pirámides antárticas ha generado un torbellino de especulaciones. Algunos incluso han sugerido que podrían ser una señal de vida extraterrestre dentro de nuestro planeta. Pero la explicación científica es mucho más terrenal.
Estas misteriosas pirámides antárticas se encuentran en los montes Ellsworth, la cordillera más alta de la Antártida que atraviesa parte del territorio argentino en el continente. Fueron originadas por la acción de las fuertes tormentas y los vientos potentes de la zona.
Aunque no se espera encontrar tesoros o reliquias, el estudio de su composición interna podría revelar la fascinante historia geológica de la región y los potenciales recursos minerales que podrían estar presentes bajo su superficie helada.
Las pirámides de la Antártida son un recordatorio de cómo la naturaleza puede imitar el arte. Además, son una muestra de cómo nuestro planeta sigue sorprendiéndonos con sus maravillas naturales.
Los montes Ellsworth, descubiertos por Lincoln Ellsworth en 1935 durante un histórico vuelo desde la isla Dundee a la Barrera de hielo de Ross, constituyen una cordillera majestuosa en la Antártida.
Las supuestas pirámides de la Antártida son un fenómeno natural resultado de procesos geológicos y climáticos, alejadas de cualquier connotación mística o extraterrestre. Su estudio continuo no solo nos permite comprender mejor la historia de la Tierra, sino que también nos maravilla con la capacidad del planeta para crear formas que nos recuerdan a las grandes obras humanas, como también lo son las Pirámides de Teotihuacán.