El bostezo toma forma desde lo más profundo de las entrañas, la cara empieza a torcer una mueca que avisa que está a punto de salir. Los ojos se entrecierran y una ligera inspiración prepara el terreno para lo que se convertirá en algo que no pasará desapercibido para los que te rodean. Por otro lado, la boca se entreabre, a pesar de que este sea retenido, y hasta que a la final llega el tan esperado bostezo.
Sin embargo, las personas que te rodean, es muy probable que se sientan contagiadas y se repita el mismo paso. Aunque muchas veces, el contagio del bostezo se lo ha relacionado con la empatía y no necesariamente con el hecho de tener sueño.
Este es el motivo por el cual se contagia el bostezo
Los bostezos son, en menor y mayor medida, contagiosos. Aunque, no todos los seres vivos sufren este efecto "rebote". Solo los humanos y los chimpancés bostezan cuando ven u oyen a otro miembro de su misma especie hacerlo. Y si bien se han realizado muchos estudios, no hay algún tipo de acuerdo que expresé por qué sucede esto.
Una de las explicaciones más comunes sobre el bostezo tiene que ver con el concepto de empatía. Esta teoría afirma que, nuestra capacidad para entender y ponernos en el lugar del otro sería la clave para explicar por qué nuestro organismo imita lo que ve en el otro.
Recientemente, se publicó un informe en la revista Plos One que se basó en 328 voluntarios sanos, a los que se les pidió completar unas pruebas cognitivas y un cuestionario que incluían evaluaciones sobre empatía, sueño o niveles de energía. El estudio tuvo en cuenta los datos demográficos y otras particularidades de cada participante.
Luego de esa recopilación de datos, se les pidió a cada uno visualizar un video de tres minutos de gente bostezando. El grupo de investigadores, mientras tanto, apuntaron el número de veces que los participantes tuvieron ganas de repetir el gesto, lo reprimieron o bostezaron de forma abierta.
De los 328 voluntarios, 222 bostezaron una vez durante la duración de la proyección. Al parecer, la "susceptibilidad" detectada fue variable, con un número de bostezos que variaba entre cero y 15 veces. Al estudiar todos estos datos, los especialistas no pudieron establecer algún tipo de conexión entre los bostezos contagiosos y la empatía.
¿Por la edad, se bosteza?
Lo único que parecía tener cierta afinidad sobre los bostezos era la edad. Los participantes con más años, se inclinaban a imitar a sus compañeros, mientras que este factor solo permite explicar el 8% de la variabilidad en la respuesta.
No obstante, Elizabeth Cirulli, profesora de la Universidad de Duke (Estados Unidos) y responsable del estudio, consideró que conocer mejor el fenómeno del bostezo puede contribuir a la investigación sobre enfermedades como la esquizofrenia o el autismo, puesto que se sabe que las personas aquejadas por estos trastornos no se contagian cuando ven a otra persona abrir la boca.