Actualmente son muchos los países del mundo que están atravesando por verdaderas crisis económicas, sociales, políticas. Estas crisis termina afectando la psicología y la salud de las personas, quienes empiezan a manifestar síntomas de ansiedad y estrés, solo por nombrar algunos problemas.
Sin embargo, algunos especialistas aseguran que es mucho mejor vivir en un constante tiempo de conflicto (como por ejemplo una guerra de varios años) que atravesar un periodo de crisis.
¿Por qué es mejor un tiempo de conflicto que una crisis?
Etimológicamente hablando, el termino de conflicto viene del latín “conflictus” cuyo prefijo “con” implica un sentido de unión o aproximación y el participio “flictus” significa golpe, por ende, se deduce que hay interacción entre actores donde subyace una relación de tensión.
Un conflicto es un proceso de oposición comunicativa entre dos o más actores que, según su fuerza, buscarán imponer su dominio o criterio sobre un determinado objeto en disputa. Su duración dependerá del valor subjetivo que le agreguen los involucrados al priblema. En definitiva, es algo que algún terminará.
Sin emabrgo, el concepto de crisis viene griego “krisis” que significa separación, cortar y curiosamente también decisión. Una crisis separa, divide, genera tensión en escalada. Las mismas no aparecen espontáneamente, hay algo que las va generando, aunque sea desde el silencio.
La situación actual de varios países como Venezuela, Bolivia, Argentina, entre muchos otros más, se viene generando hace años. La sociedad está llegando a su punto máximo de paciencia, y los sistemas comienzan a colapsar, por ejemplo en una crisis económica.
Lo que se necesita es la unión de la sociedad. Dos personas tiran mejor de una carreta que si lo hace una sola. Sin embargo es importante aclarar que estos conflictos o problemas deben solucionarse rápidamente. La crisis surge cuando ya se ha perdido la posibilidad de interacción, de diálogo, y eso genera un ambiente de incertidumbre. Hay que buscar la paz. Son procesos que requieren dedicación, reflexión, empatía, ética y colaboración para abordar sus causas profundas y efectos.