Es normal que luego de una cena, nos encontramos sintiendo un irresistible llamado a comer algo dulce. Esta necesidad no es solo un capricho de nuestro paladar, sino un fenómeno que va de la mano con aspectos fisiológicos y psicológicos que nos llevan a buscar ese toque final.
Para muchos, poder probar algo dulce luego de terminar tu cena, se ha convertido en un ritual reconfortante. Este pequeño placer puede significar el final de un día ocupado, brindando un momento para relajarse y deleitarse.
En primer lugar, la ingesta de alimentos dulces ayuda con la liberación de serotonina en el cerebro, lo que genera una sensación de bienestar y felicidad para quien lo consume. Esta reacción química puede ser reconfortante al final del día, especialmente después de una comida satisfactoria.
¿Qué explica la ciencia respecto a los antojos dulces?
El cerebro es el que nos realiza el "pedido" de comer ese dulce que durante el día pasa mucho más desapercibido. Esto ocurre especialmente cuando nos exponemos a un estrés diario y a una serie de situaciones que acaben generando hasta ciertos puntos depresivos. Para poder remontar y levantar el ánimo, el azúcar puede ser fundamental.
Por este motivo, la mayoría de las ocasiones en las que sentimos ese antojo de dulce se da por una serie de factores psicológicos que hacen que queramos cada vez más azúcar. Un ingrediente que se se convertirá en una necesidad después de comer que podría acabar siendo el que marque un antes y un después en nuestro día a día.
Otra opción puede ser porque algunas dietas, como las que se basan en la reducción de hidratos de carbono, pueden dar más antojos de dulces. El cuerpo pide esa energía que se obtiene de unos hidratos que han desaparecido por completo de nuestros platos.
Otra razón podría ser el hábito. Ya que muchos han desarrollado la "tradición" de terminar la comida con un postre o algo dulce, lo que se convierte en una rutina satisfactoria, sobre todo para los más pequeños. Además, después de una comida salada o condimentada, el sabor dulce puede proporcionar un contraste agradable y equilibrar los sabores.
Además, varios profesionales aseguran que los antojos de alimentos dulces pueden estar relacionados con desequilibrios nutricionales o inconvenientes en los niveles de glucosa en sangre. Luego de la cena, cuando los niveles de azúcar en sangre disminuyen, es posible que el cuerpo busque rápidamente fuentes de energía rápida, como alimentos dulces.