La relación entre nuestros hábitos y la salud es un vínculo poderoso que no solo influye en el bienestar general, sino que también desempeña un papel crucial en la prevención de diversas enfermedades, incluido el cáncer.
Adoptar una habitos saludables, como una mejora en el alimento, no solo satisface las necesidades nutricionales del cuerpo, sino que también actúa como un escudo protector contra el desarrollo de cáncer en distintas áreas del cuerpo.
Los profesionales recomiendan una dieta rica en frutas, verduras, granos enteros y alimentos ricos en nutrientes proporciona al cuerpo una dosis esencial de antioxidantes.
¿Qué hábitos mejorar para evitar el cáncer?
Cientos de estudios aseguran que las recomendaciones nutricionales deben tener en cuenta patrones generales de dieta más que alimentos individuales, y confirman que, adoptar hábitos dietéticos que se alejan del patrón de dieta occidental en favor de una dieta mediterránea podría reducir el riesgo de desarrollar cáncer de próstata, mama y colon-recto.
Investigadores destacan la “importancia de ser cautos con las conclusiones de estos últimos estudios, ya que tener una dieta altamente concordante con el patrón Occidental no es sinónimo de desarrollar cáncer, mientras que tener una gran adherencia a la dieta Mediterránea no garantiza una total prevención”.
Esto quiere decir que lo más recomendable para nuestra salud es reducir el consumo de lácteos grasos, panes, arroces y pastas blancas, embutidos, hamburguesas, salchichas y otras carnes procesadas, refrescos azucarados, zumos, dulces, bollería, comida preparada y salsas.
Luego de comenzar a dejar este tipo de alimentos, se debe transformar en una dieta con una alta presencia de frutas enteras, verduras, legumbres, pescado y aceite de oliva. “Este simple cambio puede reducir significativamente el riesgo de padecer cáncer”, señalan investigadores.
Además, tener una hidratación adecuada es fundamental para la salud celular y el funcionamiento óptimo del cuerpo. El agua ayuda en la eliminación de toxinas y sustancias dañinas, ayudando a mantener un entorno interno propicio para prevenir el desarrollo de células cancerosas.